Siempre han dicho que cada maestrillo tiene su librillo, con esta entrada voy a inaugurar otra sección en el blog: “el librillo de Carmen” en la que os contaré como afronto unas veces mejor otras peor ciertas situaciones del día a día colegial. A algunos les parecerá bien y a otros menos bien vosotros diréis….
Preguntas para ayudar a alumnos agobiados de 2º de Bachillerato a los que no les han salido las cosas como esperaban:
- 1 ¿Te estás “matando” a estudiar o estás estudiando más que nunca?
Muchas veces tienen el convencimiento de que han estudiado al límite: “se han matado a estudiar” por lo que esperan resultados impresionantes, los mediocres no les sirven.Yo les pregunto siempre ¿te has matado a estudiar? o ¿has estudiado más que nunca?, les pongo ejemplos de lo que es “matarse a estudiar” y la mayoría de las veces llegamos a la conclusión de que para eso todavía les queda un largo camino.
- 2 ¿Antes de venir al examen te pones una nota a lo que realmente sabes?
Si ayer te diste cuenta de que esta materia no la llevabas preparada para un 10, no busques un 10, ponte una nota que sea ahora tu objetivo. Tu te conoces mejor que nadie, realiza una autoevaluación para fijarlo. Proponte por ejemplo, con lo que sabes que sabes, sacar un 4, o un 3…o la nota máxima a la que puedas aspirar. ¿Un suspenso? ¡pues un suspenso!, si sólo te has preparado dos temas de 10 proponte sacar un 2 para que puedas comprobar si el estudio, la asimilación de lo estudiado, el enfoque ha sido el adecuado. Esta es la información más valiosa que debemos obtener de las pruebas (a las que espero les quede poco tiempo tal cómo se realizan ahora): saber si sabemos lo que creemos que sabemos. De forma que si autoevaluamos nuestra preparación, la calificamos con un 3 y luego conseguimos ese 3 podremos decir: ¡Bueno! ahora se que todo va bien, ahora se lo que tengo que hacer para llegar al 5. Si al contrario, no somos capaces de conseguir ni un punto tendremos que trabajar de otra forma, asegurarnos que comprendemos lo que estudiamos, buscar ayuda… y esto ¡cuanto antes lo sepamos mejor! (¡uf! que lío de cifras he preparado).
- 3 ¿Si hubieses tenido suerte y esos tres cuatros hubiesen sido cincos, estarías más satisfecho de tu trabajo? ¿pensarías que vas mejor? y sigo ¿si pensabas que no tendrías más que un 5 y tienes un 8 te quedas tranquilo?
¡Fíjate bien! porque tienes que aclarar también este último punto. Te podría llevar en momentos a un sobreesfuerzo innecesario si eres demasiado exigente contigo mismo, o también a engañarte pensando que todo va bien con los tres cincos cuando va igual de bien o de mal que si hubiesen sido cuatros
- 4 ¿Si yo te dijese que no iban a figurar tus notas “suspensas” en el boletín de calificaciones se acabaría el problema ?, Si apareciese por ejemplo algo así como: “a la espera de mejora” ¿Y si esa frase la aplicásemos también a las materias en las que no has llegado aún a la meta que te has marcado? (Si quieres un 8 y tienes un 6 estarías también “a la espera de mejora”).
En muchas conversaciones me he dado cuenta de que toda su obsesión es: “¡que me van a quedar 5, Carmen…Ciiinncooo! y yo: ¡yaaaaaa! ¿y queeeeee?, es cuando les digo: ¿cuántas quieres que te queden? ¿ponemos dos y otras tres “a la espera de mejora”?, intento llevarles con absurdos a lo absurdo de su desesperación, incluso consigo que algo les haga reír y finalmente nos planteamos dejar de hablar de las cinco en pasado y empezar a pensar en cómo aprovechar lo que ya saben de cada una y ver como completar el resto para conseguir superarlas.
- 5 ¿Lo que de verdad te preocupa son los resultados o lo que piensen en tu casa? Muchos me dicen eso de “me matan” “habrá que oír a mi madre, ahora no se creerá que me estoy esforzando” "siempre me están presionando… me hacen sentir fatal”. Y yo les digo… ¿preferirías que no te dijeran nada? ¿te imaginas a tu madre o tu padre (¡al tuyo/a!) actuando de forma distinta a como actuaron desde que los conoces?
Si ya sabes lo que te van a decir ¿qué te preocupa? vete preparando una respuesta lo más sincera posible y permíteles que expresen sus miedos, sus preocupaciones… ¡estate preparado! Tú no quieres otros padres, quieres esos, y esos, los tuyos, van a actuar como son. Si a todo lo que ocurriese contigo te contestasen: no te preocupes, no pasa nada, todo está bien…. ¡pensarías que no les importas! ¿O no?
- 6 Eres capaz de hacer “cualquier cosa” este curso para que te salgan las cosas como deseas: quedarte encerrado los “finde”, estudiar xhoras diarias… ¡muy bien! ¿Serías capaz de hacer lo mismo con el descanso? ¿Eres capaz de programar tus descansos no sólo en duración sino también en contenido?
Siempre les digo que programen descansos lo que van a hacer cuando descansan en un día de estudio y les sugiero que utilicen esos momentos para darle gusto a alguno de los cinco los sentidos, poniendo los cinco sentidos en ello. En función del tiempo que asignen a cada pausa pueden emplearla en: comerse un dulce o una manzana, escuchar música, salir al balcón y sentir el sol o el aire fresco, o… si son más largos: caminar un rato, ir a ver una película, darse un baño relajante, dormir… Descanso programado: cuanto tiempo necesito y que voy a hacer en él…Curiosamente es lo que más me cuesta que acepten… La víspera de un examen me despido de ellos diciendo siempre: ahora a descansar… y si os queda algún rato libre repasáis lo de mañana.
- 7 ¿Tienes plan B?
No consigo recordar a quién le leí algo así como: el triunfo está reservado a los que tienen plan B. Este curso me he propuesto insistir en este punto. En mi despacho escucho todos los días frases como: “siempre he querido estudiar nosequé y es tan difícil entrar…”, “por más que me lo propongo no consigo centrarme en esto porque no me gusta”, “nunca pensé que me costaría tanto”, “debo de ser tonto, todo el mundo lo saca menos yo”, “mis padres quieren que estudie esto o aquello” yo siempre les contesto lo mismo: ¿tienes plan B?, porque nos han enseñado, insistido y presionado para que definamos nuestro plan de vida…”¿qué quieres ser de mayor?” pero nadie se ha preocupado de sentarse con nosotros a estudiar qué pasaría si cambio de idea, si no lo consigo… ¿que voy a hacer si no entro en nosequé? ¿Y si no consigo que me guste esto? ¿Y si me resulta demasiado difícil? ¿Y si cambio de opinión? ¿Qué hago? ¿Me corto las venas?. Objetivo prioritario: elige un plan B y luego hablamos.Tengo muchas anécdotas para contar, de conversaciones cara a cara separados por la caja de Kleenex, de angustias y miedos que tuvieron luego final feliz sin ser un cuento. Como dice mi amiga @NicolasaQM (me encanta lo que dice y la pasión que pone en defenderlo) esto se solucionaría educando de otra forma desde pequeños para que asimilen que el éxito esté en la persona que somos y no en los años que me llevó sacar 2º de la ESO y que el triunfo personal lo tenemos asegurado porque nos han enseñan y nos invitan a todos a tener un plan B (ó 2, ó 3….).
- 8 Y que no se me olvide la pregunta que me da mejores resultados… después de hablar, desahogar y confesar, antes de que se marchen me los quedo mirando y no puedo evitarlo, salvo en los casos en que no he conseguido la confianza necesaria me pide el alma preguntar… ¿me dejas que te de un abrazo?
¿Lo que más me gustaría ahora…? que la completaseis con vuestras experiencias, trucos y anécdotas ¡de esas que os funcionan!. Me encantará disfrutar y aprender con ellas.
El mes de marzo hemos dedicado especial atención a la orientación de Bachillerato. Todos los años celebramos una “semana de orientación” en la que todos los días se reservan dos horas para que los alumnos reciban información sobre distintas ofertas de estudios así como la experiencia de estudiantes universitarios o profesionales de distintos ámbitos.
Procuramos preparar un programa lo más variado posible y siempre existen dos charlas simultáneas para que cada alumno decida asistir a la que más curiosidad o interés le despierte. De esta forma todos los chicos escuchan ofertas distintas, con perspectivas distintas a las que en principio tienen previstas para el curso que viene. A veces esto supone escuchar quejas de alumnos que tienen tan claro lo que quieren hacer que sólo les interesa una charla y no entienden por qué deben asistir al resto.
Las promociones van cambiando casi sin darnos cuenta, sus expectativas y su motivación también. Este curso ya ha sido significativo el número de alumnos de 2º que a principios de febrero manifestaba no tener ni idea de lo que quería hacer el año que viene (alrededor del 40%) algo completamente anormal para nosotros pues si de algo me he lamentado muchas veces es de los que no tenían “plan B” y se obsesionaban hasta límites absurdos con la calificación que necesitaban para poder realizar su único plan. Tal vez sea muy pronto para afirmar que algo está cambiando (puede ser una coincidencia, una promoción particular…) pero hablando también con los de 1º y cruzando algunos datos se detecta una tendencia diferente a la de años anteriores.
Ahora me encuentro entrevistando individualmente a cada alumno de 2º, intento que no les queden dudas y que tomen algunas decisiones antes de que llegue mayo lleno de nervios, exámenes, notas… y hay algunas cosas que me llaman la atención y que para no enrollarme mucho voy a citar brevemente:
- Muchos alumnos son incapaces de encontrar a estas alturas algo que les apetezca o les emocione. Puedo entender que se tengan dudas, que te gusten tres cosas y no sepas lo que será mejor, que tengas miedo de que sea difícil o de que no tenga salidas… pero que no haya NADA que te ilusione hacer cuando tienes 18 años me parece muy triste.
- Otros toman decisiones basándose en las cosas más peregrinas:
- “Me da igual con tal de que sea en Salamanca”
- “Me da igual con tal de que no sea en Salamanca”
- Si no se me ocurre otra cosa supongo que haré Farmacia (hijo/a de Farmacéutico)
- Tendrá que ser algo de ciencias, aunque lo que me gusta un poco es Derecho pero después de estar dos años en el “cientificotecnológico” no lo voy a desaprovechar. ¿¿¿¿????
- Algo que no “me quite mucho tiempo” (¿mucho tiempo para qué? ¿Qué es lo que vas a hacer con el tiempo a partir del curso que viene? ¿No te das cuenta de que es de eso de lo que estamos hablando?)
- Están también los que toman decisiones meditadas y coherentes y aunque cada vez son menos da gusto hablar con ellos de su futuro, da gusto comprobar lo ilusionados que están y los datos que ya han conseguido por su cuenta. Curiosamente son éstos los más flexibles cuando les planteo si han pensado qué hacer en caso de no conseguir entrar dónde quieren, en general tienen bien estudiado su “plan B” para aprovechar el tiempo que necesiten hasta llegar dónde quieren (desde estudiar idiomas, conseguir una beca en el extranjero o probar algo diferente a lo previsto que “mira que si luego me gusta…”)
- Pero lo que me ha traído a escribir esta entrada ha sido la respuesta de no pocos alumnos que al preguntarles dónde les gustaría estar el curso que viene me han respondido algo como: “Si te digo la verdad yo siempre lo había tenido muy claro pero la semana de orientación me ha desorientado completamente” así leído puede interpretarse como una reproche pero no es así. Lo dicen agradecidos de haber “tenido” (porque algunos se sintieron obligados a asistir) que escuchar charlas sobre opciones distintas a las que iban encaminados. Por poner algún ejemplo ahora tengo una muchacha que ya no sabe si hacer Biotecnología, Filología, Caminos o Magisterio (¿?). Está claro que nunca hasta ahora se han parado a “escuchar” otras canciones. Se habían aprendido la suya, “yo de mayor quiero ser…” y no han encontrado motivos para informarse más o mejor sobre otras opciones.
Con todo este panorama intentar decidir con ellos cual es la opción más favorable en la PAU, las asignaturas que más interesan en la fase específica o de qué grados deben hacer la preinscripción es como hacer encaje de bolillos. A mí me sale la vena maternal e intento ”orientarles”: “ a ver hijo, algo te gustará”, “no, si no te matriculas no te puedes examinar”, “¿Qué hasta que día puedes cambiar de idea? “ “piensa por ejemplo... ¿a quién te gustaría parecerte?” y ahí creo yo que está parte del problema; cuando su respuesta es “médico como mi madre” o “tener un negocio como mi padre” la cosa es más fácil pero si sus referentes son el famoso de turno, el futbolista de moda o la modelo de portada entonces me quedo sin respuestas a las preguntas que imagino pasarán por su mente: ¿Qué hay que estudiar para ser famoso? ¿Cuántos años me llevará graduarme en tertulias? ¿Qué nota piden para ser futbolista del Madrid?, esa es la orientación que a algunos les gustaría recibir.
A Dios gracias hay muchos que saben lo que quieren (o al menos lo que no quieren) y aunque los “noseloquequieroniloquenoquiero” no son muchos, como decía más arriba empieza a notarse una tendencia. Me paro a pensar y al mirarlos me siento culpable como “madrepostiza” que soy y me sale del alma: ¡los estamos malcriando!